
Doña China vivía a pocas cuadras de un sitio eriazo
Basural clandestino y nido de amor para casuales enamorados,
Lo cruzaba una línea de ferrocarril en desuso.
Desde un tiempo a la fecha,
Un violador matutino asaltaba a bellas doncellas,
Doña China (solterona mi tía)
Se levantó muy de madrugada.
Gorda, negra, corpulenta y fumadora empedernida
Con mano en la cintura se paró en medio de la línea
Estuvo allí hasta el medio día.
Retornó a casa con dolor de estrías
Y una mueca desilusionada,
Su intención era sana,
Pero no logró el objetivo:
¡Cobrar justicia por sus propios meritos
Y hacer de lo suyo con aquel individuo!
magaoliveira©
Pintura: "Vieja mesándose los cabellos" del "Maestro Quintín”
Precioso poema cincelado en ese telar de versos que es tu alma.
ResponderEliminarNo lo he pasado bien últimamente, y he estado apartado de la circulación literaria.
Perdóname y un abrazo.