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Gran parte de estos escritos pertenecen a mis libros
-De lo Cotidiano a lo Divino,
-Lágrimas Negras,

-Cuadernillo de Recuerdos y,
-Murano


-Varias imá
genes las he tomado de internet; las fotografías que me pertenecen y son de mi autoría están específicadas-

viernes, 7 de marzo de 2014

ANGIOGRAFIA CEREBRAL O CONTROL ANGIOGRAFICO

He regresado con un saco de emociones y experiencias que no sé si contar o guardarlas como un tesoro solo para mi y los más cercanos.

El propósito de contar mi experiencia es poder dar tranquilidad a quienes están pasando por algo similar.

Ayer me citaron temprano, a eso de las 7:30 am, pero dieron prioridad a las urgencias y allí estuve tirada en una camilla conversando con otras pacientes que iban a ser operadas, lo que me sirvió mucho ya que los nervios poco a poco se fueron disolviendo.

Comenté en un post anterior que lo peor que me podía pasar era que me tuvieran que volver a operar, comentaré sobre el examen para que quienes no lo han vivido sepan de qué se trata, ya que es un examen que trata del viaje de un pequeñísimo tubo que viaja por el vaso sanguíneo hasta el cuello y de ahí inyectan un medio de contraste para visualizar los vasos sanguíneos del cerebro. En el mismo hospital o clínica te van a pasar una hoja en la que tu autorizas a que te hagan este examen/operación, ya que figuran en ella los posibles riesgos y que los desligas de toda responsabilidad (que el miedo no te detenga y sigue avanzando) éste examen salvará tu vida.

Entré en la sala de angiografías cerca de las 17:00 horas por supuesto, en ayunas desde la noche anterior, pero no tenía hambre. Avisé inmediatamente a los paramédicos que soy friolenta, me cubrieron con un material especial y no sentí nada de frio, el equipo médico fue muy agradable, ya no había nada de nervios.

1.- Me inyectaron un tranquilizante por la vía de la mano.
2.- Me inyectaron anestesia local en la ingle de la pierna derecha.

Desde ahí en adelante no sentí nada de dolor, solo los dos pequeños pinchazos anteriores.

3.- Sentí un mínimo de calorcito en la cara, al lado derecho.
4.- Vi unas pequeñas líneas de luz, imaginé que era el medio de contraste.

Lo demás es idéntico a una máquina de rayos X, al cabo de unos minutos el examen ya había terminado.

Eso fue todo? queda un poco más.

5.- Un paramédico te presiona la punción de la pierna por quince minutos, luego de eso te indican que no debes mover esa pierna por ocho horas.

6.- Yo veo todo perfecto, me dijo sonriendo el paramédico.

Gracias a Dios¡

Quedé internada por una noche, a la una de la madrugada me sacaron el parche que presionaba mi punción. A las seis de la mañana estaba de pie en el baño lavándome los dientes y a las 5 de la tarde ya estaba en casa, son las siete de la tarde y estoy sentada frente al computador.

Mi aneurisma roto tratado con coils está sellado. Debo volver el próximo año para otra angio de control.

Por unos días  cuidarme de hacer fuerzas y debo descansar, ningún cuidado del otro mundo.

Si me preguntas si sentí algún dolor, pues solo te diría que un pequeño dolor de cabeza una vez que estuve en la sala de recuperación, nada más que eso.

Todo lo demás: las lindas personas que conocí desde el anestesista, los paramédicos, enfermeras y auxiliares, las hermosas compañeras de viaje que fueron mis compañeras de cuarto y las emociones vividas con mi esposo e hija,  me los reservo como un valioso tesoro.

Me declaro infinitamente una creyente y agradezco a las energías de luz por darme la tranquilidad que necesitaba en el momento preciso.

Dicen por ahí que los débiles tenemos que aferrarnos a "algo" para explicar ciertas situaciones en la vida.  Yo sinceramente, no soy una mujer débil y si me aferro a una energía de luz es porque las he sentido muy cerca y siempre me han acompañada desde el vientre.

¡Vida, nada me debes! Amado Nervo.


Magaoliveira


martes, 4 de marzo de 2014

ANGIOGRAFIA CEREBRAL, pasado mañana

Pasado mañana es el día más esperado y temido por este pechito.  Hoy me hicieron los exámenes finales: sangre, orina y electrocardiograma.

Estaba en el pasillo del laboratorio con mi hermoso frasquito de orina -aún vacío- en la mano cuando pasó el médico que me operó el Doctor Lautaro Badilla, él no dimensiona cuánta tranquilidad me ocasiona verlo.  Le comenté lo asustada que estoy y me miró con cara de "no hay de qué preocuparse". 

Claro, lo más terrible que  puede pasar es que mi aneurisma esté sangrando y me operen inmediatamente.  A ratos leo y releo los riesgos de este examen y si bien es un examen muy delicado los riesgos son mínimos, lo fuerte es que me tengo que quedar un día internada.

Cuando hablo de riesgos mínimos me tranquilizo un poco, pero al rato empiezo de nuevo con el susto: que si me operan de nuevo, que nuevamente casi un mes hospitalizada, que mi niña no me extrañe, que mi esposo, que el negocio...ay, las mujeres tenemos una imaginación tan fértil, mil y unas se nos pasan por la cabeza.

Recuerdo que, hace dos años, cuando me operaron de urgencia la casa funcionó a medias, el negocio quedó abandonado a la buena de Dios y la gente que creí cercana prefirió mirar para el lado.  Si veo el lado positivo se que los pocos amigos se mantienen cerca, los clientes son fieles y saben esperar y lo mejor, es el interminable regaloneo que me dan mi esposo y mi niña.

Para el jueves tengo planeado dormir harto y aprovechar esas horas a solas. Si bien estoy nerviosa, no puedo describir la adrenalina que me produce todo esto, son experiencias que pocas personas viven.

Uffff tengo que escribir un libro con tanta cosa que me sucede, estoy convencida que en mi vida anterior fui un trapecista porque siempre he sabido caer bien parada en situaciones extremas.

Aunque pensándolo bien, antes de trapecista fui gata y tengo las siete vidas intactas.




 ¡Vida, nada me debes! A.Nervo