
23:30 de la noche, invierno en Santiago, salió al patio a llamar a su gato y allí estaban, cayendo descuidadamente sobre el piso, cubriendo su cabello, aquellos pétalos blancos:
-¡está nevando, está nevando!- se dijo alegremente.
Abrió los brazos al cielo y sola, en el inmenso espacio de la noche, corrió como una niña enloquecida, olvidando el transantiago, la carga de la tarjeta bip, las deudas, la soledad…ahora tendría de que hablar, habría un tema distinto, por lo menos por un día, después de mucho tiempo.
Un cuento basado en la realidad, ese invierno salimos todos a la calle y era de noche. gracias por el recuerdo.
ResponderEliminarA.P
eso fue una anestesia para el alma en una ciudad de las reputa en ese entonces, ahora todo es distinto (es peor jajajaja)
ResponderEliminarUn cuento lleno de magia, un realismo magico que te saca de la realidad, sea como sea la vida es bella mi amiga y gracias por descarlo.
ResponderEliminardestacarlo.
ResponderEliminarMarcea
De todas maneras, gracias por hacernos recordar esa noche, llevé este cuento a la casa y despues nos quedamos comentando con los niños sobre los regalos de la naturaleza en tiempos dificiles.
ResponderEliminarAmiga, estoy orgullosa de conocerte.
Camila