Herido en el campo de batalla
el caballero mira la copa de los árboles,
lo rojo de su sangre humedece la tierra
tornando sepia el corazón enemigo.
La lucha ha terminado,
Se murmura un Padre Nuestro;
Desde ese momento empieza la calma de su alma.
El manto del sueño lo domina
mientras la paz le apaña;
ya no hay guerra que valga,
sin ejército, sólo él y su fe se acompañan.
Herido en el campo
el caballero se rinde
ante su propia batalla.
De mi libro: Cuadernillo de Recuerdos.
Buen poema, Maga, de ese hombre herido que se enfrenta al último paso.
ResponderEliminarSiempre he creido que así debe ser el momento de la muerte: una rendición, una entrega a lo desconocido, más que nada porque la vuelta atrás es imposible.
Pero también me he preguntado en qué pensará ese hombre mientras mira la copa de los árboles...
¿Recuerdos, sueños, reproches?
Un saludo agradecido para la maga poeta.
Hermoso poema maga, triste también este último momento, al pensar en el último instante, quizá, en lo que pudo haber sido y no fue, en lo que ya no será.
ResponderEliminarUn beso grande y feliz día.
Bye
un poema de tonos épicos muy magistralmente traído.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un poema muy bello, como un canto. hablar de un caballero que lidia su propia batalla, me recodó aquellas poesía de antaño cuando la poesía nos enseñaba sentimientos y realmente emocionaba.
ResponderEliminarte segui de la página de los cuenteros y me hechizó tu poesía entera.
BETO
...Rendirse a la paz, es la que vence al final...
ResponderEliminarSALUDO, MAGA: LeeTamargo.-
Un poema épico pero aqui se ensalza la paz no la guera como debe ser.***
ResponderEliminarEl guerrero y su destino de sangre..
ResponderEliminarAbrazos.