(fragmento del poema Blanco Silencio de ALEJO URDANETA)
Mi Querido y Admirado amigo Alejo Urdaneta, eres quien insta a la magaoliveira a leer y escudriñar cada uno de los textos que le recomiendas, siempre motivandola a avanzar en este mágico mundo de las letras.
No me cansaré de repetir lo honrada que me siento de contar con tu amistad y cariño que por cierto son recíprocos.
magaoliveira
Tanto mi Seudónimo como mis Textos están inscritos en el Registro de Propiedad Intelectual. Puedes tomar las hojitas que quieras pero no olvides citar la fuente.
magaoliveira©
Gran parte de estos escritos pertenecen a mis libros
-De lo Cotidiano a lo Divino,
-Lágrimas Negras,
-Cuadernillo de Recuerdos y,
-Murano
-Varias imágenes las he tomado de internet; las fotografías que me pertenecen y son de mi autoría están específicadas-
magaoliveira©
Gran parte de estos escritos pertenecen a mis libros
-De lo Cotidiano a lo Divino,
-Lágrimas Negras,
-Cuadernillo de Recuerdos y,
-Murano
-Varias imágenes las he tomado de internet; las fotografías que me pertenecen y son de mi autoría están específicadas-
sábado, 29 de noviembre de 2008
viernes, 28 de noviembre de 2008
lunes, 24 de noviembre de 2008
TU BOCA
Tu boca,
tiene el aroma a frutos silvestres
como el Merlot.
Tu lengua,
como puente deja caer en mí
aquel néctar carnoso.
Una necesidad que me condena
a estar presa de ese espíritu.
Seducida y esclava
de aquel río de sensaciones
Me violento
en un frenesí de contracciones
mundanas y paganas.
Provocando fuego y tormenta
colgada de tu cuello.
Sabroso
me parece este cáliz
Cuya textura gruesa
se impregna en mi paladar.
Y entonces,
nos bebemos ahogándonos
En un no respirar.
Es un pacto
que nos quita la vida
dejándonos sin aliento
el uno del otro…
domingo, 23 de noviembre de 2008
AL MAESTRO ZAPATERO DEL MERCADO DE MAIPÚ
Conozco a un hombre que admiro por su trabajo, es un artesano –zapatero- al que le falta un brazo, de contextura pequeña, gordo, piel oscura y ojos tristes.
Acostumbro caminar por distintas avenidas de Santiago, en especial por aquellas donde trabajan obreros y personas de mucho esfuerzo. Y, en más de una ocasión me lo he topado, con su bolso de sueleta, cruzado y su caminar inestable producto de una cojera. El se llama Julio, don Julio.
Esta mañana de domingo he ido a su taller y hablamos de su trabajo prodigioso, me mostró con orgullo sus máquinas para zurcir zapatos, en especial la máquina “Black”.
Su mirada y la mía se cruzaban en ocasiones, él queriendo decir muchas cosas y, yo deseando preguntar otras más.
No recuerdo cómo empezó todo, esta facilidad que tengo para que la personas me hablen de sus vidas y me llenan de información que, aunque escriba libros y libros nunca terminaré de vomitar en ellos todo esto que guarda mi corazón.
Sucede que cuando él tenía un año perdió su brazo izquierdo luego, a la edad de siete, su pierna del mismo lado. A medida que crecía el huesito del hombro se desarrollaba más no la piel y se debió someter a diversas operaciones hasta que llegó a una edad adulta. Aquellas consistían en cortar el hueso que se asomaba con ímpetu siguiendo un desarrollo no deseado.
Don Julio, un esposo ejemplar, padre amoroso y abuelo amado, todo un héroe.
Si conocieran su trabajo quedarían tan deslumbrados como yo, es un mago cuyas virtudes se fortalecieron gracias al aprendizaje que asumió desde niño.
Lo podrán encontrar en el Mercado de Maipú, es de los pocos zapateros que van quedando debido al auge de los zapatos desechables.
Mi Querido Don Julio:
Usted y yo sabemos que hay muchos detalles de su magia, hoy esta maga sólo se ha limitado a resumir un pequeño trocito de nostalgia y parte de la gran admiración que siente por su persona. Es cierto que estoy llorando, pero no se entristezca ambos somos del mismo linaje de magos y, cuando dos almas fuertes se encuentran se aprietan las manos como lo hicimos esta mañana y sus ojos brillan y, sin necesidad de palabras, se cobijan y apañan.
SANTIAGO, domingo 23 de noviembre de 2008.
Acostumbro caminar por distintas avenidas de Santiago, en especial por aquellas donde trabajan obreros y personas de mucho esfuerzo. Y, en más de una ocasión me lo he topado, con su bolso de sueleta, cruzado y su caminar inestable producto de una cojera. El se llama Julio, don Julio.
Esta mañana de domingo he ido a su taller y hablamos de su trabajo prodigioso, me mostró con orgullo sus máquinas para zurcir zapatos, en especial la máquina “Black”.
Su mirada y la mía se cruzaban en ocasiones, él queriendo decir muchas cosas y, yo deseando preguntar otras más.
No recuerdo cómo empezó todo, esta facilidad que tengo para que la personas me hablen de sus vidas y me llenan de información que, aunque escriba libros y libros nunca terminaré de vomitar en ellos todo esto que guarda mi corazón.
Sucede que cuando él tenía un año perdió su brazo izquierdo luego, a la edad de siete, su pierna del mismo lado. A medida que crecía el huesito del hombro se desarrollaba más no la piel y se debió someter a diversas operaciones hasta que llegó a una edad adulta. Aquellas consistían en cortar el hueso que se asomaba con ímpetu siguiendo un desarrollo no deseado.
Don Julio, un esposo ejemplar, padre amoroso y abuelo amado, todo un héroe.
Si conocieran su trabajo quedarían tan deslumbrados como yo, es un mago cuyas virtudes se fortalecieron gracias al aprendizaje que asumió desde niño.
Lo podrán encontrar en el Mercado de Maipú, es de los pocos zapateros que van quedando debido al auge de los zapatos desechables.
Mi Querido Don Julio:
Usted y yo sabemos que hay muchos detalles de su magia, hoy esta maga sólo se ha limitado a resumir un pequeño trocito de nostalgia y parte de la gran admiración que siente por su persona. Es cierto que estoy llorando, pero no se entristezca ambos somos del mismo linaje de magos y, cuando dos almas fuertes se encuentran se aprietan las manos como lo hicimos esta mañana y sus ojos brillan y, sin necesidad de palabras, se cobijan y apañan.
SANTIAGO, domingo 23 de noviembre de 2008.
lunes, 17 de noviembre de 2008
Desahogo intelectual sin efectos secundarios
miércoles, 12 de noviembre de 2008
ESLABONES
Si ella se va…
Lo dejaría ciego,
Desgarrando recuerdos sus dedos sangrarían
Desde el matiz cálido del rojo
A la más obscura tonalidad del negro.
Si él se va…
La dejaría temblando de miedo.
En el corazón una turba ardiente
Dañándole el alma
Quemándole el pecho.
Son eslabones en una cadena de piel y sentimientos.
martes, 11 de noviembre de 2008
MAGIA DE ENCUENTRO INMORTAL
Un ser alado sobrevuela la alta torre, se posa junto a las gárgolas asechando su presa.
La noche y la luna vislumbran el sortilegio envolviendo el ambiente con aroma a pecado y ritos paganos.
Allá abajo pasa una mujer en riguroso negro, el cabello juega en su escote dejando entrever un cuello de marfil dispuesto a la entrega.
El ruido de las alas acercándose velozmente la paralizan, alza la mirada centrando sus ojos en las seductoras pupilas de un hombre, un animal de la noche, que necesita alimentarse del néctar rojo de aquellas venas e invadir aquel cuerpo que se deja inundar, para luego entregarse a un infierno de lenguas, colmillos y sexo.
La victima que no lo es, el agresor que ignora será el agredido por las garras de una bruja, ambos se frotan con desesperación humedeciéndose los poros, para impregnarse el uno del otro.
El vestido se abre para hacer más fácil la penetración en su alma y encarcelar al animal que sólo aspira beber esa obscura sangre y hacer de ella su esclava.
Las almas perdidas se hacen a un lado y se alejan aullando celosamente dejando un eco que asemeja un canto gutural, emanado de un deseo de cuerpos que ya no están.
Ajenos a todo, ambas criaturas bañadas en aceite y bálsamo se funden en fuego para acabar la ceremonia.
La boca de ella sobre la frente de él en un exhalar profundo donde el espíritu del clímax se hace presente.
Saben que están malditos.
De mi libro "De lo Cotidiano a lo Divino"
FOTOGRAFIA DE UN UTOPICO
viernes, 7 de noviembre de 2008
lunes, 3 de noviembre de 2008
INVIERNO DEL 2007 EN SANTIAGO
23:30 de la noche, invierno en Santiago, salió al patio a llamar a su gato y allí estaban, cayendo descuidadamente sobre el piso, cubriendo su cabello, aquellos pétalos blancos:
-¡está nevando, está nevando!- se dijo alegremente.
Abrió los brazos al cielo y sola, en el inmenso espacio de la noche, corrió como una niña enloquecida, olvidando el transantiago, la carga de la tarjeta bip, las deudas, la soledad…ahora tendría de que hablar, habría un tema distinto, por lo menos por un día, después de mucho tiempo.
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